@YamiletPinto – Domingo 31/12/2022
Cada fin de año, surge una sensación de nostalgia y añoranza por el año que se va. Esas sensaciones están asociadas a las experiencias vividas durante ese período, tanto en las relaciones interpersonales, como en el aspecto económico, laboral, familiar o salud. Muchas de esas experiencias pudieron haber resultado dolorosas, decepcionantes, frustrantes y hasta paralizantes, sin embargo, ya ocurrieron y necesitan aceptarse y extraer de ellas el máximo aprendizaje, valorando aquello que suma a la madurez, al crecimiento, la transformación y evolución personal. ¿Qué impide avanzar y ver las cosas de otra manera? Sin duda, la dificultad de cerrar ciclos.
Cerrar ciclos tiene que ver con dejar ir, soltar, liberarse de aquello que hace daño, eso que no resultó como se esperaba y sobretodo con el apego inconsciente a la tiranía de los debería, que pueden concientizar cuando te escuchas decir: “No debí actuar de esa manera”, “Él o ella no debió hacerme eso, después que le di lo mejor de mí”, “¿Y ahora qué haré? Todas estas expresiones son un reflejo de la dificultad de soltar el pasado.
Cerrar ciclos, implica también liberarse de las emociones que nacen de las continuas decepciones, engaños y traiciones: la tristeza, la rabia, la ira, el miedo y la culpa. Es determinante darse cuenta que todas estas emociones y pensamientos a quien dañan es a quien los tiene. Es muy posible que la persona que las detona siga su camino, mientras quien se mantiene apegado, sufre, se desespera, se deprime y enferma.
Es momento de poner un alto al apego, soltar, liberar y dejar ir.
No siempre estamos listos para el final
Reflexionar sobre el ciclo de la vida, las relaciones y la naturaleza, permite comprender que todo nace, se desarrolla, cambia y decaen hasta desaparecer o terminar. El punto de conflicto está en que se carece de preparamos para recibir y aceptar el final de los ciclos y eso induce al deseo de que aquello que ya no funciona, no está bien, y está haciendo daño se mantenga, con la esperanza de cambiarlo, mejorarlo o forzarlo a continuar cuando ya no tiene la energía ni la esencia que lo vio nacer.
La añoranza de los viejos tiempos o la ira por la imposibilidad de continuar, despierta conductas que reflejan dependencia emocional, tristeza, baja autoestima, poco amor propio y las frustraciones crecen y conllevan a la depresión y al dolor. Es muy importante comprender que todas esas manifestaciones psicoemocionales son parte del proceso que se experimentará mientras dure el tiempo de decadencia hasta cerrar el ciclo, durante el cual habrá distanciamiento, sentimientos encontrados, confusión, desorientación, culpa y frustración. De manera que resistirse a estas emociones, sólo causarán una mayor contracción emocional.
Cuando esto se reconoce, el siguiente paso es aprender que todo es cíclico, que las situaciones y las personas mutan, y que en la medida en que se acepten las circunstancias tal y como son, más apertura a nuevos aprendizajes habrá, nuevas experiencias y nuevas oportunidades se presetarán.
Dar la bienvenida a lo nuevo con el corazón y la mente abierta
Cerrar ciclos va a depender de la capacidad que se tenga para reescribir la propia historia, lo cual estará influido por los patrones que se hayan aprendido y repetido en el tiempo.
En muchas ocasiones se evade el cierre de ciclos o se adelantan para no sufrirlos pero, igualmente se dificulta decir adiós. En estos casos lo que ocurre es que las personas:
- No van al aeropuerto a despedirse.
- No se gradúan
- No se casan ni se separan o divorcian.
- No hablan con la persona de la que se separarán
- No van a velorios.
- Se buscan otra pareja antes de divorciarse.
- Se quedan en un trabajo que no les satisface.
- Se anclan a la escasez y a la falta de dinero.
- Repiten las mentiras por no enfrentar la verdad.
- Se resisten a la experiencia de la pérdida y a la necesidad de cambio.
- Se quedan apegados a un negocio, un trabajo o una relación que ya no funciona y cuyo costo es mayor que su beneficio.
- Viven con miedo, tristeza y desesperanza.
Estas y otras experiencias son un reflejo de la dificultad de cerrar ciclos, por lo cual es Importante:
- Detenerse, evaluar y reconocer la influencia del pasado.
- Identificar patrones que se están repitiendo y que ya no sirve de nada mantenerlos.
- Extraer las principales enseñanzas de la experiencia vivida.
- Capitalizar el aprendizaje, rescatando lo que si sirve de la experiencia.
- Cambiar la perspectiva personal, la de los demás, de los hechos y las circunstancias
- Encontrar fortalezas que impulsen el nuevo comienzo.
- Aprender a diferenciar las conductas asertivas de aquellas que llevan a la frustración.
- Ser pacientes en el proceso.
- Aceptar con humildad y compasión la historia personal.
- Transformar interiormente la forma de pensar, actuar y sentir.
- Buscar ayuda psicológica profesional.
Cerrar ciclos es una oportunidad cierta de crecer y evolucionar de manera consciente, en plenitud, bienestar y paz interior. ¡Hazlo sin temor!
Yamiilet Pinto
Psicóloga
FPV 16.092
@yamiletpinto
yamipinto@gmail.com
Buenos días! Gracias por publicar información que ayuda enormemente a mucha gente. Principalmente a mi . Es lindo saber que existen personas que se dedican a curar mente y alma, con amor y mucha empatía. Lo certifico.