@YamiletPinto – Domingo 12/02/2023

Gozar de un manejo eficiente de las diversas emociones a las que se enfrenta la mujer en una sociedad tan demandante, es un reto al que se enfrenta cada día. Ser madre, pareja, hija, profesional, femenina, estudiante o ama de casa requiere de habilidades y herramientas que le permitan avanzar en equilibrio con la vida.

Son muchas las mujeres que batallan con la demanda de un hombre machista que exige sexo frecuente, de calidad e intenso y para el cual no está tan disponible, debido al alto nivel de cansancio, agotamiento y estrés al que está sometida durante el acelerado desarrollo de sus actividades diarias. Algunas de ellas enfrentan la crianza de los hijos solas, trabajan largas jornadas de trabajo, tienen bajos ingresos, estudian con la esperanza de lograr mejores oportunidades, atraviesan momentos difíciles en el ámbito de la salud, la economía o las relaciones y al mismo tiempo “deben” lucir bellas para el Instagram o para que nos las critiquen.

Son muchas las veces que la mujer evade lo que siente y por encima de su sentir, coloca el bienestar de otros, llámese pareja, padres, hijos, jefes o amigos, aplazando su autocuidado, aumentado los niveles de estrés, ansiedad o depresión, sólo por tratar de cumplir con todos, satisfacer sus deseos y/o complacer sus demandas.

Más tarde que temprano la vida le alcanza y sus procesos emocionales salen a flote.

Frustración femenina y patrones disfuncionales

Algunas de las expresiones que repite la mujer que vive adentrada en el mundo de complacer al otro son: “me siento perdida” “No sé lo que quiero” “Estoy agotada” “No sé cuándo me desconecté de mí” “No quiero seguir viviendo de esta manera”. Pensamientos como estos, sin duda, derivan en emociones tan fuertes como la frustración, la culpa, la rabia, el miedo, la tristeza y una profunda sensación de vacío existencial que las paraliza y estanca.

Entre los síntomas de este frustrante estado emocional en la mujer, son: irritabilidad, trastornos del sueño y de la alimentación, falta de aire, incertidumbre, temblores, palpitaciones, náuseas, vómitos, llanto, autolesiones, disfunciones sexuales, baja autoestima y un gran colapso psicoemocional que requiere ser intervenido profesionalmente, tan inmediato como sea posible.

Una de las decisiones que requiere tomar la mujer, para una efectiva gestión emocional, es entender que no es culpable de las circunstancias. Que en la vida hay asuntos que están fuera de su control y otros que dependen sólo de ella. Un ejemplo de esto, son los patrones familiares, que no dependen directamente de ella, pero sí influyen significativamente, en la forma de pensar y actuar, en la percepción que tenga del mundo, en la interpretación que hace de lo que le ocurre; y del cual se desprenden las conductas y los pensamientos.

Por ejemplo, en un entorno autoritario y rígido, la mujer aprende a ser sometida, a callar los sentimientos y pensamientos por miedo a las represalias. En un entorno de excesiva protección, aprende a ser dependiente. En un ambiente carente de afecto, aprende a ser distante y le cuesta expresar las emociones y el amor; y en un ambiente excesivamente flexible e inestable, aprende a ser poco comprometida e impulsiva.

Las consecuencias que sufre la mujer al crecer en entornos tan limitantes y disfuncionales, implican vivir una vida llena de sumisión, tristeza, ansiedad, silencios, desamor, frustración, escasez, depresión, maltratos, sexuales, físicos, mentales o emocionales.

La buena noticia es que los patrones pueden reinventarse, ya que no están escritos en piedra. Sólo se necesita tomar la decisión de superar los traumas, sanar las heridas y enfocarse hacia la consolidación de una nueva filosofía de vida.

Renacer de las cenizas

Por mucha frustración y dolor que tenga la mujer, su sabiduría interna un día la despierta y reconecta con su verdadera identidad, con su luz interior y su poder ilimitado.

La mujer inteligente se encuentra a sí misma cuando decide levantarse y salir de la oscuridad. Sin temor, se atreve a reconocer el momento en el que su vida requiere un cambio y estratégicamente lo busca, lo trabaja y lo alcanza ¡Nada la detiene!

Aunque tenga miedo, sigue adelante, se atreve a buscar ayuda y nutrirse espiritualmente, conecta con su esencia de ser mujer, comprometiéndose con quien se compromete con ella y contribuyendo al bienestar del otro, sin olvidarse de sí misma.

Cuando finalmente se vuelve a sí misma, la mujer logra cambios que le permiten fortalecer su vida personal, familiar, profesional y espiritual. Se compromete a:

¡Hace posible el manejo de sus emociones y despierta a estados conscientes de felicidad, fluidez, bienestar y plenitud!

Yamilet Pinto
Psicóloga
FPV 16.092
@yamiletpinto
yamipinto@gmail.com

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